viernes, 23 de marzo de 2012

Derechos y Asignación Universal por Hijo: vengan de a uno.




En los últimos días, se han desatado “cuestionamientos”, con ningún asidero o rigurosidad, sobre la política que más distribuye ingresos en América Latina: la Asignación Universal por Hijo (AUH).
Más allá de todo lo que se puede mejorar en relación a la comunicación, el trabajo territorial y la asistencia, no se puede negar, si no es desde el prejuicio, que este política mejora las condiciones, especialmente, de los sectores más pobres. Vamos a revisar qué se dijo.
En primer lugar, el Ministro de Salud de Corrientes salió a explicar un delito inculpando a las víctimas, afirmando que los embarazos de nenas de 10 y 12 años -productos de una violación, aunque esté demás aclararlo- se debían a la búsqueda de “un premio”, en la forma de políticas de Estado como la AUH.
Si bien ya ha sido repudiado públicamente por todo el arco político, lo temible de este tipo de declaraciones es que construyen sentido común basado en el prejuicio, y éste se generaliza al punto que termina siendo sostenido hasta por los propios sectores estigmatizados.
No hay más embarazadas que antes de la AUH, o al menos no hay ninguna estadística ni estudio que lo pruebe. Lo que sí hay es una obligación de inscribirse en el Plan Nacer, para las madres que quieren cobrar la AUH, lo que implica la realización de controles, análisis y registro de la situación de embarazo desde la semana doce. Si consideramos que en estos sectores las situaciones de embarazo llegaban mucho después al sistema de salud (en muchos casos, directamente a parir) este requisito implica que el Estado registra el embarazo, a la embarazada, mucho antes. Como ejemplo de este error, entre 2009 y 2010 se incrementó en un 71% la inscripción de niños en el Plan Nacer, y no hubo un aumento de "niños" del 71% entre un año y otro, hay más dentro del sistema de salud.
Entonces no es que haya más embarazos, hay más Estado. El Estado está desde los primeros meses acompañando a la futura mamá no sólo con la AUH, sino con el Plan Nacer.


Y como éramos pocos... Parieron Clarín y La Nazión.

Aparecieron con sendas notas relacionando la AUH con un “fracaso” en la retención educativa. Y entonces, hay que salir a explicar, desde donde se pueda, dos errores enormes, tendenciosos, nada ingenuos.
En primer lugar, nada sabemos de la metodología del estudio al que refieren, más que mencionaron “entrevistas a directivos de escuelas públicas y privadas”, lo que descarta la mitad de la muestra, ya que asistir a la mayoría de escuelas privadas excluye del cobro de la AUH. También se olvida mencionar que el informe en cuestión no llega a las mismas conclusiones que su director Iaies, de cuyas opiniones se desprende el título de la nota (cuyo compromiso social con la investigación me despierta grandes dudas).
Por otro lado, entrevistar a directivos hace recaer en el segundo error: la AUH, igual que el salario familiar, NO SON POLÍTICAS EDUCATIVAS.
Al igual que con el sistema de salud, asociar la AUH a la escolaridad mejora las condiciones y genera un escenario más propicio, sobre todo para los sectores más pobres, para garantizar el derecho a la educación, que es prerrogativa ineludible de la escuela. O sea, la exclusión o inclusión en el sistema educativo puede ser atendida por muchas políticas asociadas, pero la política educativa y las prácticas escolares son las que tienen el deber principal de sostener el derecho a la educación para toda la ciudadanía.
Con esto quiero decir que ninguna AUH, aunque fuera de mucho más dinero, podría modificar las prácticas excluyentes que siguen operando en las escuelas, en especial para los chicos de sectores pobres. Cualquiera que trabaje en educación podrá encontrar más de un ejemplo de rechazo y resistencia ante la obligación que impuso al sistema educativo la AUH: brindar educación a “estos” chicos. Y el que me diga que las escuelas (o sea, docentes y directivos) abrieron sus puertas emocionadas ante la llegada, gracias a la AUH, de chicos que habían sido expulsados -básicamente por condicionantes económicos y sociales- está siendo, por lo menos, hipócrita. Más de un docente, convencido de su tarea y lo que ella implica, habrá tenido que discutir con la mayoría de sus compañeros buscando que entiendan que, con AUH o sin ella, los pibes tienen que estar en la escuela porque es SU DERECHO. 
Que un informe diga que la AUH no resuelve la inclusión educativa, es que como que alguien me diga que la educación no resuelve la desigualdad económica. Y no, en ninguno de los dos casos es el objeto principal, la especificidad de la política en cuestión, si bien ambas mejoran las condiciones para que lo siguiente suceda.
Por ende, dejen de pegarle a la AUH sin datos, con mentiras o con prejuicios. Si pegan, peguen bien, porque tenemos con qué defenderla.

* Las imágenes de este post fueron extraídas de la página del Plan Nacer  
http://www.plannacer.msal.gov.ar/index.php/pages/preguntas-frecuentes-asignacion-universal-por-hijo