miércoles, 30 de marzo de 2011

Nilda Garré: "civilizando" al ciudadano

Las noticias sobre las escuelas secundarias que maneja el Estado son frecuentes en los medios de comunicación. Sobre todo aquellas que se encuentran en la Ciudad de Buenos Aires y Provincia de Buenos Aires. Sobre ellas se conocen los conflictos y reclamos estudiantiles, las demandas salariales y de infraestructura, los planteos sobre la calidad de los aprendizajes, las discusiones sobre los cambios marcados por las políticas educativas, etc.
Pero hay un grupo de escuelas secundarias -que también pertenecen al Estado- sobre las que muy poco se sabe y se escucha: los liceos militares.
Tal vez porque están bajo la órbita del Ministerio de Defensa y no del Ministerio de Educación; tal vez porque son pocos (suman un total de 16 repartidos por todo el país), tal vez porque sus tradiciones mantienen los sucesos paredes adentro, pero el caso es que poco y nada sabemos de ellos quienes no formamos parte de su comunidad educativa.
Pero en el marco de lo que llamamos la “batalla cultural” hay cosas que adquieren importancia simbólica, y merecerían ser noticia con mucha más fuerza que las escasas menciones que reciben. Por ejemplo, pocos saben que desde que asumió el Ministerio de Defensa Nilda Garré, los Liceos Militares iniciaron una ardua y profunda reforma en su currículum, y por ende en sus materias.
Reforma ardua porque el cambio que propone toca las raíces y tradiciones más arraigadas de la formación militar: basta recordar que los Liceos son conducidos por coroneles o grados similiares, y que sus egresados, en una gran proporción, continúan la carrera militar. Reforma profunda porque se propone desde una concepción política y un modelo de Estado donde las fuerzas armadas tienen un lugar nuevo.
Una de las modificaciones más significativas haya sido tal vez sacar la materia RELIGIÓN, que aún era una materia obligatoria y dejarla como optativa, fuera de la caja horaria.
En su lugar aparece una nueva materia, que se llama nada más y nada menos que PROBLEMÁTICAS CIUDADANAS EN LA ARGENTINA CONTEMPORÁNEA.
Esta materia es obligatoria en los cinco años de los liceos, y se basa fuertemente en la materia Construcción de Ciudadanía, implementada en la Provincia de Buenos Aires.
Pero no sólo es contundente que esta nueva materia esté en el lugar de materia obligatoria que ocupaba religión. Tiene otras cuestiones que merecen destacarse.
Su enfoque sostiene que los jóvenes deben aprender la ciudadanía como práctica política, porque son sujetos de derecho en una sociedad democrática.
La participación democrática, la organización, el debate, los canales de vínculos con el Estado, la sexualidad, el mundo del trabajo, el ambiente, la comunicación, la salud, todos son contenidos a trabajar en esta materia, en tanto son espacios sociales por donde es posible transitar prácticas ciudadanas juveniles. Y todo se aprende a partir de proyectos, que los jóvenes llevan adelante desde la elaboración hasta la evaluación.
Dos premisas surgen mirando esta incipiente y trabajosa reforma: primero, que se aprende a ser un ciudadano democrático siéndolo efectivamente. Y segundo, pero no menos importante, la ciudadanía empieza por casa.
Bienvenida la reforma impulsada por Nilda Garré en el Ministerio de Defensa, que continúa su curso con la nueva conducción, que implica necesariamente "civilizar" (en el sentido de acercar al ámbito civil) a los liceos militares.
Es de esperar –como todo parece indicarlo- que las fuerzas dependientes del Ministerio de Seguridad sigan el mismo camino.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Biblia y pizarrón: educación sexual y ciudadanía.

"Cuerpos Dóciles". Susana Di Pietro, artista e investigadora en educación

La Ley 1420, que data de 1884 estableció que la educación primaria argentina sería obligatoria, gratuita y laica, cerrando formalmente una discusión con los partidarios de la educación “libre” , que  querían incluir la religión como parte de la educación común. La educación religiosa quedaba así en la decisión de los padres, y se impartiría fuera del horario escolar, o sea fuera de la obligatoriedad.
No obstante, gracias a la autonomía, algunas provincias aún tienen como materia obligatoria “religión” (católica, claro) en sus escuelas de gestión estatal. Pero ese no es el eje de la discusión que quiero dar en este post, al menos por ahora (será el próximo, tal vez).
Lo que quiero discutir es la fuente que legitima ciertas opiniones, representadas fundamentalmente por el sector más conservador de la Iglesia Católica, en sus voces más resonantes y conocidas mediáticamente.  Me parece importante porque discuten la Ley, proponen no cumplir las leyes como alternativa educativa. Y tanto pesan estas voces, que a veces sirven como sustento a jueces y docentes para argumentar la “objeción de conciencia” (¡en un estado de derecho!) a la hora de ejecutar una Ley o enseñar Educación Sexual.
Claro que opinar podemos opinar todos sobre la educación, porque eso también la hace un bien público. Pero está claro que ninguno de nosotros, en tanto individuos o parte de un colectivo, podemos determinar qué se enseña en las materias de la educación común, primaria, secundaria o la que sea. Si queremos participar de debates, espacios de construcción curricular podemos hacerlo. De hecho en el 2006 siendo presidente Néstor Kirchner, se abrió un espacio de discusión popular que llegó a dar  forma a la actual Ley de Educación Nacional, una de las leyes más participativas y consensuadas que haya sido sancionada.
Pero nadie que no sea el Estado, a través de sus ministerios de educación nacional y provinciales puede decidir qué tiene que enseñar un maestro en el aula. (Por suerte! Imaginen la presión que algunas iglesias, empresas y corporaciones harían para imponer sus necesidades, mucho más de la que actualmente hacen).
Porque lo que se enseña en las materias es una norma a cumplir, lo aprueba cada Consejo General de Educación en las Provincias. Y nunca puede ir por el costado de las Leyes nacionales, menos aún estar en contradicción con estas. Entonces, cuando los referentes de la Iglesia Católica salen a criticar y a veces directamente recomendar no enseñar ciertos contenidos y materias, proponen desobedecer la Ley.
El Estado es el principal garante de la educación pública para todos. Eso quiere decir, por ejemplo, que las materias, la normativa, el reconocimiento de títulos y la estructura de la escuela es la misma para las escuelas de gestión estatal y las de gestión privada, para las escuelas que están en manos de confesiones católicas, evangélicas, judías, etc. Eso, entre otras cosas, hace que la educación sea común y pública.
Porque las familias educan en sus creencias, valores, tradiciones e idiosincrasia particulares, y es allí, en el seno privado de la familia donde puede decidirse educar a los hijos en alguna doctrina religiosa. Pero las familias no deciden qué se enseña en las aulas. Pueden elegir un proyecto institucional, una u otra oferta educativa, una u otra escuela. Pero la escuela como institución pública es la encargada y responsable de educar a la ciudadanía para la ciudadanía.

Entonces, por ejemplo, la Educación Sexual Integral no queda a criterio del docente, de los padres, de la Iglesia Católica u otras iglesias. Desde el año 2007, tal como lo dice la Ley 26.150, es obligación del Estado educar a la ciudadanía en estas cuestiones. Y la institución que tiene el Estado para eso es, justamente, la escuela. Por ende, es un derecho de los niños y jóvenes tener educación sexual integral en la escuela, y en tanto derecho es responsabilidad indelegable del Estado hacer que se cumpla.  Por eso, todas las escuelas, de todas las provincias TIENEN que dar en sus aulas Educación Sexual Integral.
Y desde la perspectiva que marca la Ley, que NADA tiene que ver con desaconsejar el uso de preservativos y condenar el matrimonio igualitario (¿les suena?). Para esto los equipos del Ministerio de Educación nacional han desarrollado excelentes y muy respetuosos contenidos y materiales didácticos.
Y no es tema de gustos, preferencias o principios: son la Ley de Educación Nacional. y la Ley de Educación Sexual Integral. Es la educación como bien público, y eso quiere decir de todos, como derecho y como responsabilidad.
Referentes de educación de la Iglesia Católica: la ciudadanía se contruye SIEMPRE, por acción u omisión. Por eso, en las escuelas, incluso en las suyas, incluso ustedes, todos hacemos política.
Pero sobre todo, como religión oficial y parte del Estado  -que también sostiene muchas de sus escuelas- todos tenemos que cumplir las leyes.
Queda un largo, muy largo camino por recorrer. Empecemos: Educación Sexual Integral en las escuelas para todos, que también somos todas.