Estos días pude leer barbaridades -publicadas en las múltiples derechas mediáticas- respecto de la ciudadanía, su tratamiento escolar y la formación política de los jóvenes.
La discusión apuntó a la currícula de la escuela, a materias, contenidos, ejemplos que se darán en la escuela secundaria de la Provincia de Buenos Aires, y muchas cuestiones accesorias más.
Pero un oído atento podía escuchar lo que en verdad se discutía allí: la condición de ciudadanía juvenil y el miedo a la participación política de los jóvenes.
Pero un oído atento podía escuchar lo que en verdad se discutía allí: la condición de ciudadanía juvenil y el miedo a la participación política de los jóvenes.
Es bueno hacer un poco de memoria y recordar que no es la primera vez que se cuestiona el enfoque de educación para la ciudadanía que plantean estas materias. Ya en el año 2007, Monseñor Aguer, representante del área de educación del catolicismo, embestía dedicando un discurso completo en la Asamblea Anual Católica a defenestrar la novedosa materia Construcción de Ciudadanía.
Las discusiones (burdamente tendenciosas y sesgadas) planteadas por la prensa en estos días, vuelven a recrear las críticas hacia la posibilidad de aprender a participar en política desde la escuela.
Y volvemos a la primera cuestión: si consideramos que los jóvenes son sujetos plenos de derecho, o sea son ciudadanos desde su condición juvenil, pues entonces pueden participar políticamente, como de hecho lo hacen en todas las instituciones del Estado. No hay relación con el Estado que no sea política, y cualquier opinólogo mediático mediopelo sabe eso.
Por el contrario, quienes plantean que la juventud tiene la misión de “prepararse para la ciudadanía” consideran que no hay espacio para ninguna expresión hasta el logro de los derechos políticos del sufragio o la mayoría de edad. Estos sostienen una visión de la ciudadanía restringida al ejercicio de ciertos derechos y obligaciones, por ende un joven no es un ciudadano aún. (Contradictoriamente, quienes sostienen esto también suelen ser los que plantean la necesidad de bajar la edad de imputabilidad juvenil).
Estas materias de la secundaria bonaerense consideran que las juventudes tienen formas particulares de participación social, a partir de prácticas que les son propias, y en el espacio que brindan todas las formas de vinculación con las instituciones del Estado, entre las cuales una de las más importantes es la escuela. Y derivado de esta afirmación, se asume que la escuela no puede ignorar esas formas de relación, sino más bien tomarlas, resignificarlas críticamente y enseñar ciudadanía a partir de esas prácticas e intereses que los jóvenes ya tienen.
Pero en las críticas de estos medios lo que aparece por sobre todo es el miedo: el terror que produce la juventud movilizada, formada críticamente y aprendiendo a participar participando. La juventud como amenaza, negada y negativizada, como diría en muchos artículos la investigadora Mariana Chaves.
Y esta reacción mediática desmedida, que centra su atención en un mero ejemplo (que ocupa un renglón en un documento de 50 páginas) se vincula directamente con un fenómeno que la derecha parece haber notado –rápida de reflejos, como siempre- de una juventud que vuelve a querer hacer política, que vuelve a aparecer como un actor movilizado, que quiere ser parte activa de un proyecto. De una juventud que ha salido a la calle, que opina, que quiere organizarse, que se informa, que vuelve a concebir sus derechos como exigibles y expansibles, y que acciona en pos de ello.
Porque yo no creo que las tomas de las escuelas en la capital se hayan enseñado en las aulas. Y yo no creo que al velorio de Néstor Kirchner lo haya organizado Fuerza Bruta, como tampoco pienso que las escuelas hayan llevado jóvenes “adoctrinados” y “hitlerianos” a la Plaza por esos días. (Paradójicamente sí recuerdo que esa fue la modalidad que usaron las escuelas católicas y parroquiales, cuando hicieron campaña en contra del matrimonio igualitario en las calles de la Ciudad de Buenos Aires, en las puertas de las escuelas, llenando micros de alumnos para asistir a las marchas en “defensa de la familia”).
Entonces, el problema no es una materia, ni el maravilloso optimismo pedagógico que hace que Clarín, La Nazión y sus secuaces crean que los chicos van a hacer piquetes y escraches porque “ahora los aprenden en la escuela”.
El problema, ahora, es que el “que se vayan todos” empieza a ser claramente reemplazado por “tenemos que participar todos”. Y ese todos incluye a los jóvenes, que mal que les pese , siempre hicieron política y fueron protagonistas de los cambios y movimientos sociales, y eso también les costó ser las principales víctimas del terrorismo de Estado.
La diferencia es que la escuela ahora quiere enseñar, y hacerse cargo de lo que le toca: si la participación democrática responsable no se puede dar por sentada y sabida por todos los ciudadanos, entonces es un contenido de enseñanza. Y si es un contenido de enseñanza, pues es importante que se trabaje en la escuela.
Y, para que se asusten un poco más: esta Negra cree que no hay acto más político que el acto educativo.
Y sospecho que Clarín y La Nazión ya se han dado cuenta de ello.
EXCELENTE POST. tE DEJO EL MIO SOBRE ESTE TEMA, QUE LLEGA A UNA CONCLUSION SIMILAR
ResponderEliminarhttp://segunelcristalconquesemire.blogspot.com/2011/02/clarin-escraches-y-otras-yerbas-q-se.html
"Y, para que se asusten un poco más: esta Negra cree que no hay acto más político que el acto educativo". esta frase me la llevo para mi repertorio.
ResponderEliminarEscribidor, muchas gracias. Pasé por tu post, me encanta que en este mundo bloguero las ideas fluyan y se enriquezcan!
ResponderEliminarMusgrave, llévese lo que quiera, este blog es casi suyo!!
Qué puedo decir, negra Carancha, cuando usté dice tanto y tan bien. Lo suyo me inspira! Ojalá pueda lograr con la filo en la escuela media un laburo que a usté la haga sentir tan bien como el suyo me hace sentir a mí.
ResponderEliminarCoparto con Richard, ese final entre comillas es para almacenar. Abrazo.
ResponderEliminarGracias La Pipi!! Si esto está acá, es por su influencia, ni lo dude. Y filosofía en la escuela es subversivo! tengo cuidado! Abrazo enorme para Ud.
ResponderEliminarCompañero Esteban, ud tuvo la primicia, es un honor que lea mi bló. El compromiso con el modelo es compartido, un abrazo para Ud!!
Yo creo que la verdadera revolución educativa se producirá el día en que los chico aprendan algo de matemáticas y lengua.
ResponderEliminarEstoy cansado de los zurdos que ven en la escuela un instrumento más de vagancia.
(Alcides Acevedo)
No podría coincidir más con lo que decís, genial. Sobre todo por la ultima frase que nos ha deslumbrado a lxs muchxs. Aún así, no debemos permitir caer en un reduccionismo de especificidad de las materias que nos forman como ciudadanxs. Sino, por el contrario propiciar una reforma educativa a fondo. ME refiero especificamente a que una materia determinada no alcanza. A través de la Lengua y de las matemáticas y demas materias también se engloban modos de participación política,( esto respondiendole un poco al Alcides q firmó arriba...o anexando, o corrigiendole ) digo, en geografía (como bien decia Jauretche -si, siempre te lo cito-)nos enseñan que la Argentina está a la izquierda y en el sur. Mentira, el mundo es REDONDO! y eso, simbolicamente en el subconsciente influye en nuestra cosmovisión politica. Las Artes, materia tan desplazada y vista como accesoria, tiene muchisimo tinte politico! solo alcanza leer los manifiestos de los distintos movimientos artisticos, de los Ismos!...
ResponderEliminarCreo que (si, lo dudo) mi punto es que si los jovenes son vistos como vagos, como problemáticos y se los criminaliza, es precisamente por la formacion politica de la derecha conservadora (supuestamente a-politica, porque se situa a sí misma como a-politica para no advertirse como susceptible de cambio, de manipulacion etc.)Y es la q provoca esa disconformidad sobre la juventud(que al final no les alcanzó, porque por suerte no solo hay educación en las escuelas).
PD: como se nota que la Derecha no lee.. digo, porque que un pibe/a de 15 años quiera leer a MArx.. y diga q eso es ser vago... (como uno de los ejemplos q he escuchado en estos dias) ayy hay q ser bruto eh! para tirar esa, o por lo menos ni siquiera haber abierto el prologo del capital...